Hace cincuenta años, en mayo de 1968, se desencadenó una inesperada revolución en Francia que iba a traer grandes consecuencias, especialmente a nivel moral, cuyas secuelas sufrimos hoy en día. Lo que empezó como una serie de protestas estudiantiles derivó en una huelga general total que paralizó el país y que siguieron nueve millones de trabajadores. El gobierno del general De Gaulle estuvo a punto de caer y el propio régimen político cerca de derrumbarse.