Esto no es leyenda negra, sino realidad sangrante

Manuel Villegas Ruiz

A diferencia de la civilización hispana, acaba de ser publicado, y se debate en el Congreso de la República del Perú, un proyecto de ley ampliamente criticado, que supone un retroceso en el reconocimiento de los pueblos indígenas en aislamiento y contacto con los restantes ciudadanos. Esta controvertida propuesta está encaminada a modificar la actual Ley para la Protección de Pueblos Indígenas u originarios en situación de Aislamiento y en situación de contacto inicial (PIACI). Esta propuesta podría llegar incluso a anular la creación de algunas reservas indígenas que duraron años en ser declaradas como tales.

De aprobarse, atentaría contra la supervivencia de los pueblos indígenas en aislamiento y contacto social. E iría contra los derechos de los pueblos que no tienen posibilidad de defensa, según manifiesta María Amelia Trigoso, de la Dirección de los Pueblos en Situación de Aislamiento y contacto inicial del Ministerio de Cultura.

Son siete mil quinientas personas de pueblos indígenas en aislamiento y contacto inicial. «Estamos hablando de vidas humanas de pueblos altamente vulnerables y, por otro lado, exponemos la pérdida de bosques importantísimos». Son sus palabras.

El decreto supremo que reconoce y «protege los derechos de los pueblos Aewa, Taushiro, Tagaeri, Taromenane y Záparo» que viven o transitan entre las cuencas de los ríos Napo y sus afluentes, Arabela y Curaray quedaría invalidado.

Este proyecto fue publicado en El Peruano el 1 de septiembre de 2022, y fue derivado a dos comisiones: la Descentralización, Regionalización, Gobiernos Locales y Modernización de la Gestión del Estado y la de Cultura, en las que actualmente se debate.

Caso de que se aprobase atentaría a gran escala contra los pueblos indígenas en aislamiento y podría desencadenar un infierno en la Amazonía. Los líderes locales están tratando de frenarlo y han pedido ayuda para generar opinión suficiente para que no se lleve a cabo.

Es cosa de que nos preguntemos cui prodest? (¿Quién se aprovecha?, ¿quién se beneficia?).

La respuesta es bien sencilla: los poderosos de siempre, las industrias madereras, petroleras, mineras, y todas las que puedan sacar beneficio de ello. Consecuencia: estas comunidades aisladas perderán el derecho sobre sus tierras, cosa que desencadenaría una nueva racha de invasiones, destrucción, violencia, virus exterminadores, y miseria desconocida hasta ahora por estos aborígenes.

Es una lucha por la supervivencia de veinticinco comunidades que viven aisladas, ajenas al peligro que las acecha y al poder de los lobbies, que están decididos a tumbar la ley que contribuye a asegurar la existencia y el porvenir de estas comunidades.

Es cosa de que nos preguntemos: ¿quiénes han salido en defensa de estos desvalidos indígenas? ¿Ha clamado contra ello alguna ONG? ¿Se le ha dado protagonismo en los medios de comunicación?

No, esto no vende, no interesa. Para ellos no existen los Derechos humanos. Son pueblos primitivos y salvajes.

Si fuese un acto realizado por España, ya estaría engrosando la Leyenda Negra.

(Fragmento del artículo que será publicado en el próximo número de nuestra revista).

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