España siempre ha mirado hacia el mar. Cuando nuestros barcos pusieron rumbo hacia otras latitudes, España fue capaz de descubrir medio mundo y consolidar su hegemonía político-militar gracias, en buena medida, a las gestas protagonizadas por nuestros más insignes y afamados navegantes. Su esfuerzo y dedicación permitieron lo que en un principio parecía imposible: mantener abiertas las rutas comerciales que unían a España con las distintas posesiones de un imperio universal contando, para complicar aún más las cosas, con unos medios muy limitados.