La creación de la Real Armada en el seno del reformismo naval borbónico, tras terminar la guerra de Sucesión española, fue una exigencia práctica y una necesidad ante el acuciante estado de la marina de guerra de España, y dio inicio al cambio de paradigma del galeón de guerra al navío de línea, para lo que contó con grandísimos ingenieros y técnicos.