La artista Rosario Weiss Zorrilla (Madrid, 1814-1843) ha sido tradicionalmente ligada a la figura de Francisco de Goya y Lucientes. La suerte de vivir junto a este célebre pintor, por contrapartida, ha resultado en su contra. Tristemente, su presencia en las fuentes se ha debido, en muchas ocasiones, a los rumores acerca de la identidad de su padre, en lugar de atender a sus dotes como dibujante y pintora. Esto último se suma al hecho de que su obra no ha mantenido el merecido reconocimiento que sí logró en su época, contra todo pronóstico. Pues, según los estándares de calidad impuestos por la injusta naturaleza del filtro de la historia, lo poco que se ha conservado de su trabajo no ha despertado mayor interés que el de ser un lejano reflejo de los años pasados como aprendiz de Goya. Sin embargo, en el presente artículo vamos a desbordar los juicios preconcebidos sobre esta extraordinaria pintora española.
María del Rosario, tal y como se lee en su partida de bautismo, expedida por la parroquia de San Ginés, nació fruto del matrimonio entre Leocadia Zorrilla e Isidoro Weiss, que tuvo lugar en la iglesia de la Santa Cruz en 1807. La pareja tenía dos hijos mayores, Joaquín y Guillermo, y residían en la calle Mayor número 2, en la vivienda heredada de la familia paterna. Leocadia, su madre, era ama de llaves del pintor aragonés, y se sabe que también su compañera sentimental con seguridad desde 1815. Debido a la cercanía de la fecha de inicio de dicha relación sentimental, y al cariño que Goya declaró a Weiss, algunos autores han insinuado que hubiera entre ellos lazos de consanguinidad. El primero de los datos que hacen sospechar tal idea se encuentra en una carta dirigida a Leocadia, donde para referirse a la joven escribe «mi Rosario». También cuando acude a su amigo Ferrer y le dice: «(…) Quisiera que usted la tuviera como si fuera hija mía». El historiador del arte Carlos Sánchez Díez, autor del catálogo de dibujos de nuestra pintora, señala que existen tantos argumentos a favor como en contra de que fuera hija de Isidoro Weiss, por lo que no se puede afirmar ni desmentir la paternidad de Goya.
(Fragmento del número 6 de nuestra revista. Para seguir leyendo, haz click a continuación).