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En este nuevo número de Laus Hispaniae traemos como artículo de portada a Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, una de las figuras más importantes de la Reconquista, que pasó a la historia como un héroe nacional que luchó del lado de los cristianos contra el invasor musulmán. Aunque no podemos negar que su recuerdo ha sido mitificado y que en su biografía se entremezclan elementos históricos y otros legendarios, creemos que la figura del Cid debe ser reivindicada, y más en un momento como el actual, sobre todo por las virtudes que representa y por encarnar una serie de valores que no deberíamos despreciar, sino comprenderlas dentro del contexto histórico en el que se desarrolló la apasionante vida del guerrero castellano.
Frente a la excesiva mitificación que experimentó el Cid en otras épocas, y que nos dificulta comprender al personaje real, de carne y hueso, y en contra de la opinión de autores como Antonio Ballesteros, que lo definió como «un enemigo de su patria, violador de iglesias, cruel, perjuro; un mercenario… ansioso de gloria y de botín», nosotros pretendemos transmitir una imagen más auténtica del que, sin lugar a dudas, podemos considerar como uno de los personajes más sugerentes de nuestro pasado.
No es este el único artículo que dedicamos a la historia de la Edad Media peninsular. En el interior de este nuevo número que ahora presentamos, los amigos de Laus Hispaniae podrán disfrutar de un artículo dedicado al gran rey sabio, a Alfonso X, y viajarán en el tiempo para ser testigos de excepción de otra de las grandes batallas de la Reconquista: la batalla del Salado. También podrán emprender una travesía a bordo del galeón de Manila, fiel reflejo de lo que muchos autores han llamado la primera globalización.