(Basado en un artículo de Santiago Trancón)
Según el profesor y filólogo Santiago Trancón, en la actualidad existen una serie de amenazas que ponen en peligro la supervivencia de España como nación. El primero de los problemas que identifica el profesor es el terrorismo independentista, ya que nuestro país ha sufrido en las últimas décadas unos tres mil quinientos atentados con ochocientos sesenta y cuatro muertos y miles de heridos. Afortunadamente, la banda terrorista ETA ha sido policialmente derrotada, pero por desgracia se ha creado un partido que no solo no condena sus crímenes, sino que los justifica e incluso homenaje a sus autores. Por si pareciera poco, el actual Gobierno de España se ha formado gracias al apoyo de los herederos de ETA (Bildu), y de forma aberrante el Partido Socialista Obrero Español ha votado en el Parlamento Europeo en contra del esclarecimiento de los asesinatos que están por resolver, unos trescientos sesenta y siete en total.
El segundo problema es el de Cataluña, una región que ha protagonizado un proceso de ingeniería social que ha permitido que un 39 % de los votantes en 2019 apoyaran la independencia, frente al 43 % de catalanes que no parecen apostar por la vía rupturista. Por los medios de comunicación somos conscientes de que el catalán se ha impuesto como lengua única y vehicular de la enseñanza, discriminando el español, que ha dejado de estar presente en todos los usos oficiales. La situación es especialmente bochornosa teniendo en cuenta que el 55 % de los catalanes son castellanoparlantes. Según Trancón, en Cataluña ha desaparecido su derecho a recibir la enseñanza en su lengua materna.
Otra amenaza, no menos grave, es que España se ha convertido en un Estado totalmente descentralizado, con diecisiete autonomías con excesiva capacidad legislativa, fiscal y económica. De hecho, la comunidad autónoma vasca se ha convertido en un estado semiindependiente. El resultado lógico es la consolidación de un tipo de sociedad donde observamos privilegios en función del lugar de nacimiento. De igual forma, hay una pérdida de la unidad fiscal y de un sistema educativo sanitario judicial y funcionarial único, aumentando la desigualdad entre los españoles. En este sentido, el nacionalismo vasco y el catalán, promovidos históricamente por las clases dominantes, son supremacistas y defensores de privilegios que van en contra de la igualdad entre todos los españoles. El principal problema es que el discurso nacionalista ha sido asumido no solo por Podemos, sino también por el PSOE.
A esto se une el hecho de que el separatismo catalán intentó, mediante una política de hechos consumados (equivalente a lo que entendemos como un golpe de Estado), romper con la legalidad vigente para proclamar unilateralmente su independencia. Mediante este golpe, los independentistas catalanes anularon de facto la Constitución, abolieron la monarquía y proclamaron la república catalana mediante las fraudulentas leyes de desconexión. Por supuesto, los cabecillas de esta insurrección fueron condenados por sedición y malversación, pero posteriormente indultados de manera vergonzosa.
Finalmente, debemos llamar la atención sobre el problema que supone la existencia de un Gobierno dispuesto a negociar con los independentistas para llevar a cabo una reforma constitucional que permita la independencia de Cataluña, camuflada en una especie de federalismo creativo y asimétrico. Pretende, de igual manera, sustituir la soberanía nacional o, lo que es lo mismo, la voluntad de todos los españoles por un referéndum limitado a Cataluña. En este contexto, se abriría un período de inestabilidad política y un enfrentamiento civil de consecuencias imprevisibles.
Si quieres unirte a este proyecto para dar la batalla cultural ante estos peligros que nos acechan, puedes hacerlo a continuación. Entre todos podremos vencer.