MIGUEL LUCAS DE IRANZO. UN FIEL CABALLERO.

Álvaro Vázquez Cabrera.

De origen humilde y con un rápido ascenso social, Miguel Lucas de Iranzo se convirtió, en poco tiempo, en uno de los personajes más poderosos de finales del siglo XV en Castilla. Bajo la tutela de Juan Pacheco, el Marqués de Villena, entró en la corte como paje del futuro rey Enrique IV, y favorecido por este, pasó a ser nombrado caballero y, poco tiempo después, barón, conde y Condestable. Los privilegios obtenidos a pesar de su modesto origen provocaron recelos entre los integrantes de la nobleza castellana, hasta tal punto que Iranzo tuvo que abandonar la corte y exiliarse a Jaén: un reino alejado dentro del propio reino castellano, y cercano a la frontera granadina. Allí, Miguel Lucas llevará a cabo un gran programa propagandístico a base de numerosas festividades y regocijos con el objetivo de que el pueblo llano se evadiese de su día a día. Miguel Lucas de Iranzo nació en el seno de una familia humilde en la villa conquense de Belmonte. Su padre era, según Galíndez de Carvajal, un «pobre labrador» y su educación no cambiará hasta que entre al servicio de Juan Pacheco, el Marqués de Villena, que va a procurar favorecer sus naturales aptitudes, colocándole como paje del príncipe don Enrique, gracias a su vinculación en la corte del rey Juan II. De manera muy rápida, Iranzo empezó a ganarse la confianza del heredero del trono castellano, concediéndole honores y mercedes que le situaron en un lugar privilegiado. Incluso le prestó ayuda para medrar socialmente a tres hermanos de su favorito. Diego Fernández de Iranzo es nombrado comendador de Montizón, Fernando del Cerezo comendador de Oreja y Alonso de Iranzo llegó a ser Arcediano de Toledo.

El acceso al trono de Enrique IV aceleró su encumbramiento: antes de 1455 ya ostentaba el oficio de halconero mayor y la alcaidía de Alcalá la Real, a los que añadió la chancillería mayor, así como la alcaidía de Jaén (proporcionándole la tenencia de los alcázares viejo y nuevo de la ciudad). Además de estos cuantiosos privilegios, el monarca le designó consejero real, formando parte del consejo que propició la boda del rey con doña Juana de Portugal. Muy pronto, intentó conseguir el maestrazgo de la Orden de Santiago, con el apoyo del Duque de Medina Sidonia, pero sus aspiraciones chocan con los intereses de sus paisanos Juan Pacheco y su hermano, don Pedro Girón, así como con los del privado don Beltrán de la Cueva. Las crónicas nos cuentan que Iranzo, junto con su hermano, destruyeron una torre cerca de Íllora desde la que se ponía en peligro el ejército cristiano. Este acontecimiento provocó la investidura como caballero, en 1455, por Enrique IV, en una solemne ceremonia..

 

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