Laus Hispaniae nació no solo con la intención de divulgar la historia de España y valorar nuestras grandes aportaciones en todos los campos del saber humano, sino también como una revista con una fuerte vocación hispanista y con el objetivo de acercar a pueblos hermanos, unidos por una misma lengua y una historia común.
El ideal de hermandad entre España y los nuevos países surgidos tras el proceso de independencia ha experimentado, a lo largo de la historia, diversas fases. A comienzos del siglo XIX, los liberales de una y otra parte del Atlántico se plantearon, por primera vez, la posibilidad de crear una entidad supranacional hispanoamericana; así, algunos intelectuales y literatos opusieron sus señas de identidad hispanas al panamericanismo defendido por los Estados Unidos de América. A finales de siglo, a pesar de la guerra del 98, nuevos pensadores se manifestaron a favor de la fraternidad entre España y los países hispanoamericanos; este movimiento de solidaridad cobró auge a comienzos del siglo XX; en 1917 se instituyó el 12 de octubre como día de la Hispanidad y se crearon entidades culturales, academias y centros de investigación y estudios. Se editaron publicaciones como la Revista de las Españas que fue publicada por la Unión Iberoamericana de Madrid y, ya en 1922, se celebró la Exposición Iberoamericana de Sevilla.
A pesar de todo, y de forma injusta, el nombre de Latinoamérica o América Latina acabó por imponerse para definir al espacio geográfico que engloba a la comunidad americana no anglosajona. Este nombre fue inventado por los franceses en 1865 para tener un mayor protagonismo en la génesis de América y minimizar el nombre de España. No pocos autores han hecho alusión al concepto de la Hispanidad. Este fue empleado, por poner un ejemplo, por don Miguel de Unamuno para designar a la categoría histórica y espiritual en la que se integran todos los linajes y los pueblos de Hispania, mientras que Ramiro de Maeztu definió la Hispanidad como la unidad formada por naciones que deben su existencia, lengua y cultura a los dos países ibéricos, a España y Portugal. No podemos comprender a España sin América; esta es una afirmación y un pensamiento que cobra sentido con las palabras de nuestro ilustre literato Federico García Lorca: «El español que no ha estado en América no sabe qué es España».
Desde Laus Hispaniae queremos animar a todos aquellos que se sientan interesados por la historia de España y los países hispanoamericanos a que nos hagan saber sus propuestas para, de esta manera, ayudarnos a divulgar el conocimiento de nuestro pasado y tender puentes entre unas naciones hermanas que, lamentablemente, han permanecido demasiado tiempo separadas.