La batalla de Milazzo

Desde el inicio de su reinado, Felipe V dejó clara su intención de no someterse a la voluntad de los reinos europeos que, a principios del siglo XVIII, parecían haberse puesto de acuerdo para mantener a España en una posición marginal después de la firma del Tratado de Utrech en el 1713. La pérdida de poder en el contexto internacional permitió, por otra parte, liberar a la monarquía de la pesada carga que había supuesto el mantenimiento de las numerosas posesiones europeas en los siglos XVI y XVII, por lo que los primeros Borbones concentraron sus energías en mejorar la situación interior del reino. En cuanto a la política exterior, uno de los principales objetivos de la monarquía era defender los intereses españoles en Italia, algo imprescindible si se quería recuperar el prestigio a nivel internacional y devolver al reino al lugar al que, por la grandeza de su pasado, le correspondía. 
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