La figura de Juan de la Cosa merece ser recordada en los anales de nuestra historia. No en vano, fue el primer navegante y piloto que hizo un mapa cartográfico, el más antiguo fechado, en el que aparecen las recién descubiertas tierras de América. Vamos a escudriñar un poco en la vida de este fiel y reputado marinero y cartógrafo.
Los primeros años de su vida se ocultan bajo la más absoluta oscuridad. No se sabe a ciencia cierta la fecha de su nacimiento, que debió rondar entre 1450 y 1460; ni tampoco, con exactitud, el lugar, siendo la localidad de Santoña (Cantabria) la más probable. De la niñez y juventud temprana tampoco disponemos de datos, y habría que esperar hasta el ya avanzado año 1488 para obtener algún registro de su vida. En aquel momento se encontraba en Portugal, cuando el navegante portugués Bartolomeu Dias había arribado a Lisboa, tras un periplo que consistió en alcanzar el cabo de Buena Esperanza, la parte más meridional de continente africano. La presencia de Juan de la Cosa tenía una clara intención: había sido mandado por los Reyes Católicos para que consiguiera información sobre el descubrimiento. Hay que recordar que en aquel momento Portugal y Castilla estaban en una encarnizada disputa por controlar el Atlántico.
Posteriormente se trasladó a El Puerto de Santa María (Cádiz), y parece ser que adquirió una nao, que bautizó como La Gallega. También fue el momento en que conoció a los famosos hermanos Pinzón, con los que forjaría una buena amistad y también, dicho sea de paso, buenos negocios. Y llegamos a 1492, momento en el que, tras años de lucha, espera y paciencia, Cristóbal Colón, finalmente apoyado por los Reyes Católicos, tras la conquista de Granada y con la ayuda de los franciscanos del monasterio de la Rábida, embarcó rumbo hacia el oeste en busca de la ruta a las Indias siguiendo aquella dirección, con el objetivo de demostrar que era posible otro camino en vez de doblar el recién descubierto cabo de Buena Esperanza, y ante la imposibilidad de avanzar hacia el este por el avance del turco. Juan de la Cosa participaría en el primer viaje de Colón, poniendo a su disposición la nao que se rebautizaría como la Santa Maríay que, junto con la Pinta y la Niña, realizaría el viaje.
Sin embargo, a pesar de esta buena noticia, en el trayecto surgieron fricciones entre el almirante y de la Cosa, nombrado maestre al servicio de Colón. Este último, henchido en la búsqueda de la gloria, dejó en ocasiones mal parado al maestre, puesto que, a pesar de la buena voluntad de cederle la nave como la principal del viaje y todos los aposentos para que Colón estuviera más a gusto, se sintió en ocasiones ninguneado y dejado de lado. A los dos meses de llegar a la isla de Guanahani, la Santa María encalló y se hundió el día de Navidad frente a las costas haitianas. Colón no dudó en echar la culpa al maestre de aquel suceso, puesto que coincidió que de la Cosa estaba de guardia, y, además, según el testimonio posterior de Bartolomé de las Casas en su Diario, el almirante lo acusó de huir del barco en vez de prestar socorro.