CATALANES Y ESPAÑOLES I. ENRIQUE GRANADOS

José Antonio Bernaldo de Quirós Mateo

Enrique Granados es uno de los músicos más destacados en la historia de España. Nació en Lérida (Lleida) en 1867, estudió en Barcelona y París e intervino activamente en la vida musical barcelonesa. También se relacionó con Madrid, donde estrenó con gran éxito, la obra escénica María del Carmen y ganó un premio de composición por el Allegro de concierto. Tuvo el proyecto de opositar para profesor del conservatorio superior de Madrid en 1894, pero una enfermedad, desgraciadamente, se lo impidió. 

En los medios catalanes se le suele llamar Enric, pero su verdadero nombre era Enrique (mejor dicho, Pantaleón Enrique Joaquín). El que estaba llamado a ser uno de los grandes músicos de la historia de España, era hijo de Calixto Granados (militar, nacido en Cuba, entonces provincia española) y de Enriqueta Campiña (nacida en Santander). Calixto y Enriqueta (ya embarazada del músico) salieron de La Habana rumbo a España en enero de 1867. Estuvieron un tiempo en Sevilla y llegaron a Lérida el 8 de junio. Enrique nació el 27 de julio; si hubiera nacido dos meses antes habría sido andaluz. Sus siguientes residencias fueron Santa Cruz de Tenerife (1870-1872) y Barcelona (desde 1872). En esta ciudad habitó durante el resto de su vida, excepto sus años de formación en París (1887-1889) y una estancia en Madrid (1894-1895).

El idioma familiar era, por consiguiente, el castellano, si bien Granados adquirió el catalán de forma natural. En 1892 se casó con Amparo Gal (valenciana). Sus seis hijos recibieron nombres en castellano:  Eduardo, Soledad, Enrique, Víctor, Natalia y Francisco. Granados colaboró en la empresa de crear una ópera catalana (proyecto impulsado por músicos y escritores amigos suyos), poniendo música a libretos en catalán como Picarol,Follet y algunas más. También contribuyó al ambiente musical catalán con colaboraciones con el Orfeó Catalá y otras instituciones. Pero él se sentía plenamente español. Consideraba a Cataluña una parte más de España, y no encontraba ninguna contradicción entre lo catalán y lo español. Por ejemplo, cuando escribía Follet, viajó a los Pirineos, según cuenta en una carta a Pedrell, para investigar la música folclórica catalana. Pero también viajó a Murcia, con el mismo motivo, cuando escribía María del Carmen. Su orientación musical fundamental es plenamente española. Su primera obra importante son las Danzas españolas (doce piezas, 1890), con recreaciones de cantos populares de diversos lugares de España. Entre ellos incluye una sardana.

La acción de su primera ópera (María del Carmen, 1898) se sitúa en Murcia. Se estrenó en Madrid con bastante éxito, y Granados fue recibido por la reina regente María Cristina, que le condecoró con la cruz de Carlos III porque apreció su carácter de catalán leal a la corona. En esta ópera se aprecia el intento de Granados (compartido con otros muchos músicos y libretistas) de crear una ópera nacional española. Por ello, cuando fue estrenada en Barcelona no fue bien recibida por algunos catalanistas, pero en general también allí fue bien acogida, tanto por el público como por la prensa.

Otras muchas de sus obras entroncan también con la tradición española, y más concretamente castellana. Entre ellas, las Canciones amatorias (con textos del romancero, Lope o Góngora), las Tonadillas y su obra maestra (Goyescas), inspirada en el mundo de Goya. En esta obra las resonancias de la música española del siglo XVIII (directamente o a través de Scarlatti) son abundantes. Se puede relacionar a Granados con los escritores de la Generación del 98 (Unamuno, Azorín…) por su promoción del castellanismo, sin ser castellanos (Walter Clark: Enrique Granados, poeta del piano, Boileau, Barcelona, 2016,  p. 135 y 168). Cuando en declaraciones o entrevistas hablaba de “mi nación” o “mi patria” se refería a España en su conjunto. 

Contamos con su declaración explícita de que le desagradaba mezclar el catalanismo con el arte: “Pero al Orfeó se le quiere dar un color político catalanista, y en eso no estoy conforme. A mí me parece que el arte no tiene nada que ver con la política. Quizá sea porque yo no la entiendo ni me importa. Esto me ha causado algunos disgustos, llegando a recibir desprecios y anónimos en que se me acusa de escribir danzas andaluzas. ¡Como si eso fuera un pecado!… Yo me considero tan catalán como el que más, pero en mi música quiero expresar lo que siento, lo que admiro y lo que me parezca bien, sea andaluz o chino” (Pablo Vila-San Juan: Papeles íntimos de Enrique Granados, Barcelona, 1966, p. 78). También se mantuvo al margen del movimiento modernista catalán, en particular de su vinculación con el movimiento político catalanista (Walter Clark, p. 97).

Es muy conocida su trágica muerte en el Canal de La Mancha cuando su barco fue torpedeado por los alemanes durante la Primera Guerra Mundial.

 

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