La espada de Bolívar

«Cuentan que un viajero llegó un día a Caracas al anochecer y, sin sacudirse el polvo del camino, no preguntó dónde se comía ni se dormía, sino cómo se iba a donde estaba la estatua de Bolívar. Y cuentan que el viajero, solo con los árboles altos y olorosos de la plaza, lloraba frente a la estatua, que parecía que se movía, como un padre cuando se le acerca un hijo. El viajero hizo bien, porque todos los americanos deben querer a Bolívar como a un padre» (José Martí: «Tres héroes», texto aparecido en el primer número de la revista La Edad de Oro, publicación de 1889).
Este contenido es exclusivo para suscriptores
Suscríbete ahora
Already a member? logeate aquí

Entradas relacionadas

Curso de historia de España

Impartido por Fernando Paz

Este sitio web utiliza cookies para asegurar la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando estás aceptando nuestra política de cookies.